Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO Andalucía | 3 diciembre 2024.

25 de noviembre, no con nuestro silencio

    Artículo de opinión de la responsable del Área de la Mujer de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO Andalucía, Mª del Mar Bueno, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, publicado en Redacción Médica.

    25/11/2020.
    Cartel.

    Cartel.

    Este 25 de noviembre se nos anima desde el Gobierno a unirnos al minuto de silencio por las víctimas de violencia de género.

    Es desalentador que en eso se quede resumida la vida de las 40 mujeres asesinadas en este 2020 por violencia machista, 9 de ellas mujeres andaluzas. La vida de las más de 909 mujeres asesinadas desde 2003, por violencia de género, no vale el silencio mantenido de un miserable minuto cuando sabemos que hay organizaciones en nuestra sociedad que niegan a voces la existencia de esta lacra, tan sólo un minuto de silencio para no olvidar a las más de 295 víctimas de la violencia de género que eran menores cuando les asesinaron o asesinaron a sus madres quedando huérfanas y huérfanos.

    Esto no acaba, lo vemos a diario en nuestros puestos de trabajo, en la puerta de Urgencias y en las consultas de Atención Primaria, de Medicina de Familia, Pediatría, Enfermería, Trabajo Social, en las consultas de Psiquiatría y muchas más y así, como profesionales de la salud, sabemos que somos un eslabón fundamental para visibilizar esta prevalencia de violencia que sufren miles de mujeres a lo largo de su vida, un daño que va haciendo mella en la salud de estas mujeres y de sus hijas e hijos, un control y dominio ejercido hacia ellas que va en aumento cada año.

    Las mujeres maltratadas sufren violencia de cualquier tipo y nunca la padecen con pasividad como nos quieren hacer creer algunos, ellas, ante todo, buscan estrategias que aseguren su seguridad y la de sus familiares, que también son víctimas.

    Falta educación en todos los ámbitos y edades, que haga cambiar de actitud a esa parte de la sociedad, que niega, que se queda muda y mira hacia otro lado ante esta lacra.

    Formación específica contra la violencia de género

    Desde la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO de Andalucía exigimos formación especializada en todos los grados de las profesiones sanitarias que están implicadas en la atención a las víctimas de la violencia machista. Una formación de calidad, específica y actualizada en protocolos que sirvan de guía al personal sanitario para abordar estos temas y que les faciliten el conocimiento completo de las herramientas y recursos existentes para capacitar plenamente en la detección de los signos y síntomas que pudieran estar solapados de esta violencia psicológica, de este control y aislamiento que soportan las más jóvenes por sus parejas, de esa violencia emocional que conlleva una serie de problemas psicológicos, trastornos depresivos, de la violencia física y sexual, que genera tanta alteración en la salud mental, trastornos por estrés postraumático y alteraciones en la salud sexual y reproductiva de las mujeres y niñas violentadas, gran deterioro de la autoestima que se traduce en un policonsumo de sustancias como alcohol y drogas, abuso de psicofármacos, no siempre recetados y tentativas de suicidio.

    Esta violencia reiterada va a mermar el sistema inmunológico hormonal de las mujeres, que se manifiesta con dolor inespecífico, cefaleas, migrañas, afectación cardiovascular, alteraciones gastrointestinales, como diarreas, estreñimientos y alteraciones alimentarias.

    Asimismo, las mujeres que sufren violencia van a ver empeoradas sus afecciones crónicas como el asma, la artritis, la diabetes, el dolor pélvico crónico, así como infecciones repetitivas urinarias y ginecológicas.

    Todas estas consecuencias en la salud física, mental, emocional, sexual y reproductiva de las mujeres merecen algo más que un minuto de silencio.

    Y, por eso, desde la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO de Andalucía, este año de pandemia, tan dañino para las mujeres que trabajan en el sector sociosanitario y sanitario, alzamos la voz porque nos queremos vivas, vivas y con plenitud para disfrutar libremente de nuestra sexualidad, para parir sin sufrir violencia obstétrica, vivas para caminar por las calles sin miedo, libres de los mensajes de dominación y desigualdad en medios de comunicación y publicaciones, que naturalizan esta subordinación con violencia simbólica. Alzamos la voz y exclamamos que nos queremos libres de ciberviolencia y ciberacoso en las redes sociales, íntegras e independientes económicamente, unidas frente al acoso sexual y el acoso reiterado de cualquier tipo en nuestro puesto de trabajo.

    Alzamos la voz contra la violencia sexual que existe dentro y fuera de la pareja, esa violencia que coarta a las mujeres, que las presiona a quedar embarazadas contra su voluntad, embarazos no deseados en chicas jóvenes, gestación subrogada que nunca es altruista y mercantiliza con la salud de las mujeres, esa violencia mantenida que no denuncia más de un 79 por ciento de ellas, mujeres adolescentes, mujeres jóvenes, mujeres adultas, mujeres mayores. El incremento del número de víctimas en 2019 se dio entre las mujeres de 75 y más años.

    Un grito contra quien atenta contra la libertad sexual

    Levantamos la voz contra quienes atentan contra la libertad sexual de las personas, contra quienes agreden sexualmente, contra quienes acceden a nuestros cuerpos con engaño, intimidación o sumisión química, contra quienes se exhiben y buscan la provocación sexual, quienes agreden y violentan a mujeres con discapacidad, que sufren doble victimización, y así seguiremos gritando contra quienes prostituyen y utilizan con fines pornográficos a tantas mujeres y menores. Gritaremos las miles de agresiones sexuales a menores en este último año que no vamos a callar con un minuto de silencio.

    Ya que, mientras callamos, no visibilizamos las terribles consecuencias que tiene esta violencia en la salud de estas mujeres y menores supervivientes, hijas e hijos cuya infancia y adolescencia se ve también alterada y truncada, presentando déficit en su crecimiento, inmadurez, problemas del sueño, baja autoestima, agresividad y aislamiento.

    Merecen nuestra unidad y nuestra voz alta de denuncia, porque todas las violencias duelen y nosotras apostamos por la salud y la integridad de todas las mujeres no sólo hoy sino cada día y en cada una de nuestras acciones, dejando a un lado la impotencia, abriendo los ojos y siempre actuando, exigiendo formación específica para todo el personal, tiempo y lugares adecuados para atender a estas mujeres a quienes daremos siempre voz, nunca silencio.