Estudio COVID persistente
El trabajo de CCOO pretendía conocer la incidencia de los problemas de salud que afectan a las personas trabajadoras de los sectores sanitarios y sociosanitarios y su enorme impacto, ya que a fecha de hoy continúan presentando síntomas tras haber padecido COVID-19. Además pretendía obtener una aproximación de la percepción subjetiva del estado de salud de los participantes y qué tipo de problemas físicos, psicosociales y mentales quedan como secuela a medio y largo plazo.
Los resultados ponen de manifiesto que el 93 por ciento de los/las encuestados/as había padecido COVID-19. De ellos/as el 13% preciso ingreso hospitalario, el 3% en UCI. El 90 por ciento cursó baja laboral por una incapacidad temporal (IT). Las IT, en el 37% de los casos fueron de menos de un mes; en el 31%, de uno a seis meses; en el 9%, de seis a 12 meses; y en un 24%, de más de 12 meses.
Bajas sucesivas
Además, una de cada tres personas precisó posteriormente un nuevo periodo de baja por IT. De estos casos, el 31% se consideró recaída y un 69% requirió una nueva incapacidad temporal que fue considerada como una nueva IT, a pesar de tener la misma etiología.
A la vista de los datos, cabe destacar que ocho de cada diez personas que han respondido a este cuestionario (un 78%) continúa con síntomas. Los principales síntomas son: fatiga (74%), dolor articular (62%), niebla mental (61%), problemas de memoria (58%) y dificultad para respirar 38%. El 58% percibe limitaciones o secuelas como: incapacidad para realizar sus labores habituales dificultades respiratorias; astenia; graves dificultades de concentración; alteraciones en la deambulación; anosmia (pérdida del olfato), ageusia (ausencia de gusto para saborear comidas); imposibilidad de realizar ejercicio físico; artralgias (dolor articular); hipertensión arterial; mialgias; urticaria; cefaleas; fibrosis pulmonar; insomnio y alteraciones visuales. Con respecto al seguimiento de estos pacientes, en el 69% de los casos no se han recogido a su alta médica estas secuelas que ha dejado el COVID-19, y solo 55% de los casos ha tenido seguimiento después del contagio.
A juicio de CCOO, cada vez hay evidencias más sólidas de que la pandemia tiene un efecto negativo sobre la salud psicosocial de la población en general y que ha tenido importantes repercusiones en la salud de las/los trabajadoras/es de estos sectores en particular. Dada la magnitud y su dimensión, sanitaria, social y económica, este sindicato requiere de las Administraciones públicas que ofrezcan respuestas adecuadas y específicas para estos colectivos de profesionales. Y propone, entre otras medidas, unidades de tratamiento específico en la sanidad pública y, por supuesto, el reconocimiento de las bajas e incapacidades laborales.
Por ello, reclama la puesta en marcha de más intervenciones destinadas a reducir los impactos negativos y a reparar los daños causados por la enfermedad, a través del tratamiento y en su caso rehabilitación de los síntomas y secuelas de la COVID persistente. El sindicato seguirá demandando a las empresas que identifiquen y evalúen todos los riesgos asociados a estas actividades y, de manera particular, los riesgos psicosociales existentes.