Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO Euskadi | 2 mayo 2024.

El nuevo Decreto de residencias de Euskadi no arregla el modelo actual y traerá nuevos problemas

    El proyecto de modificación de la regulación de las residencias de Euskadi está condenado al fracaso mientras no solucione de una vez el problema de la falta de personal en los centros.

    13/06/2023.
    La Dependencia sigue siendo la gran desatendida.

    La Dependencia sigue siendo la gran desatendida.

    El proyecto de modificación del Decreto de centros residenciales para personas mayores en el ámbito de la Comunidad Autónoma del País Vasco lo podríamos valorar de dos maneras: podríamos pensar, por un lado, que es muy voluntarista, cayendo ya en lo ingenuo; o por otro lado, podríamos pensar que simplemente la intención de fondo es no cambiar nada de modelo actual. En cualquiera de los dos casos, no solucionará ninguno de los problemas reales de las residencias.

    En primer lugar, la regulación del personal de los centros es, en el mejor de los casos, absurda. El tan cacareado aumento de ratios es insignificante en comparación con lo que sería necesario en los centros residenciales para poder dar una atención de calidad (la que nos venden que quiere conseguir esta modificación). Tomemos como ejemplo la modificación del personal necesario en el turno de noche. Podría parecer un avance el incluir de manera explicita un número mínimo de personas del equipo asistencial trabajando por la noche, pero se ha hecho de tal manera que simplemente está legalizando la asistencia de bajísima calidad. ¿Alguien cree que se puede dar atención de calidad en la noche si el mínimo de personal es de una persona “con perfil técnico asistencial” por cada 49 residentes? ¿Es aceptable que haya tres personas trabajando para atender a 150 residentes? ¿Y si esos 150 residentes se dividen en cuatro o más plantas? Esto es un disparate que solo perpetúa y legitima las malas condiciones de trabajo de la plantilla y la mala atención a residentes.

    El decreto cae en este mismo error en más ocasiones. Se preocupa de regular la sujeción de las personas residentes, pero lo hace mal. ¿Alguien cree que el problema se soluciona con más formación para las gerocultoras? Volvamos a ese turno de noche de antes. ¿Es más formación lo que necesito si atiendo a 49 o 50 residentes? Toda la formación del mundo no será suficiente si ni siquiera puedo sacar adelante de manera correcta las tareas más básicas.

    No acaban ahí las chapuzas sobre el personal. Ante la falta de profesionales sanitarias, principalmente enfermería, en lugar de preocuparse por mejorar las condiciones de trabajo o hacerlas más atractivas para poder contratar el personal necesario, se normaliza la trampa de trasladarle sus tareas al personal TCAE: “como no encuentro enfermería, que lo hagan las auxiliares de enfermería”. Habrá que analizar también los problemas legales que esto generará, que no serán pocos. Eso sí, ni siquiera dice nada de que las retribuciones de este personal debe ser acorde a las tareas de mayor cualificación que desempeña. La patronal debe estar frotándose las manos. Encima esto no está regulado de manera temporal o transitoria, no es una disposición transitoria que diga que algún día, cuando haya suficiente enfermería, esto ya no se podrá hacer, está incluido con el resto del articulado con intención de que dure en el tiempo.

    Y remata la desregulación de las condiciones de trabajo diciendo expresamente que “todos los puestos de trabajo de una residencia podrán ser a tiempo parcial”, como si hiciera falta recordarle esto a las empresas.

    Pero las modificaciones previstas no solo fallan en lo que respecta al personal. Cae de nuevo en los mismos errores que ya vemos hoy en las residencias. Primero, convirtiendo las residencias de mayores en centros donde cabe todo tanto personas mayores pero también aquellas que sean mayores de edad “que puedan equipararse a dicho colectivo”. Esto ya genera problemas hoy en día, porque nos encontramos en las residencias a personas que se encuentran a sí mismas fuera de lugar, que están en un centro para mayores cuando ellas no lo son. Esta disfunción complica muchísimo el trabajo en los centros. Se acaba utilizando la residencia para algo para lo que no están ni diseñadas ni preparadas.

    Sucede algo parecido cuando habla de los cuidados paliativos. Los cuidados paliativos son necesarios, sin duda, pero las residencias, como están configuradas hoy en día (y este decreto no va a arreglar eso) no están preparadas para prestar ese servicio. Cada vez pesa más la parte sanitaria de los centros sociosanitarios pero sin adaptar el personal. Si la solución a esto va a ser que sea el personal de Osakidetza quien acabe prestando este servicio en muchos centros, entonces habrá que aumentar el personal de las residencias pero también el de Osakidetza. Y eso, sin contar con que, en Euskadi, la gran mayoría de centros son de gestión privada (aunque su titularidad sea pública), por lo que supondría un desvío directo de recursos públicos a la actividad privada.

    En conclusión, de aprobarse así este decreto, no solo no solucionaría las deficiencias de las residencias, sino que perpetuaría o incluso agravaría buena parte de los problemas que ya existen.