Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO Castilla-La Mancha | 29 marzo 2024.

Asun Castro escribe sobre la serie Heartstopper en el Día contra la LGTBI+fobia

    El 17 de Mayo es el día internacional contra la LGTBIfobia, uno de los más representativos para el colectivo. Celebramos y recordamos este día poniéndolo en el escaparate y que así sirva para recordarnos la lucha en derechos que ha habido atrás y el camino que aún queda por recorrer.

    17/05/2022.
    .

    .

    A pesar de todo el camino recorrido, da la sensación de que vivimos una época de contrastes en cuanto al movimiento lgtbi+, un momento en el que, según hacía donde mires, se pueden apreciar realidades muy diferentes.

    Vivimos un momento de apertura, de apuntalar derechos ya consolidados, de reivindicar aquellos que aún están por conseguir, el más importante de ellos, la normalización social a todos los niveles. No hablo de normalidad en instituciones, en cotos cerrados de nuestro día a día, en derechos genéricos que ahora nos incluyen, aunque en algunos casos sea con calzador, moldeando nuestras formas para encajar en una sociedad claramente confeccionada por y para el heteropatriarcado… Hablo de normalidad, sin más, habitualidad, visibilidad que no conlleve mil contiendas por cada paso hacia adelante, un tema a debatir por parte de aquellos que pueden llegar a empatizar con ella, pero no la viven en su día a día.

    En las últimas semanas, para cualquiera que sea asiduo a RRSS, se habrá encontrado con el fenómeno que ha supuesto entre el mundo lgtbi+ una serie de Netflix llamada Heartstopper. No es una serie espectacular, se trata más bien de una serie sencilla, una serie adolescente donde los protagonistas, un nerd salido del armario y un jugador de rugbi del instituto, se enamoran. El fenómeno parte del hecho de que no es lo habitual encontrar una serie así, donde el personaje “gay” no sea atrezzo, donde no sea un secundario; una serie lejana a etiquetas sexualizadas. Se trata de una historia, sin más, donde dos personas en plena efervescencia de cambios personales y orgánicos se encuentran y se gustan, se cuestionan, se ilusionan, encuentran una parte de sí mismos a través de descubrir nuevas emociones… básicamente una de las muchas historias que se dan en un instituto cualquiera cada día, con la diferencia de que, en esta ocasión, muchos nos sentimos, en mayor o menor medida, representados en ella.

    La LGTBIQfobia no solo existe en los insultos explícitos, en el rechazo frontal, también existe en la invisibilización que sufrimos como colectivo desde que, antes o después, nos hacemos la pregunta ¿Quién soy?  ¿Por qué no encajo?

    Somos muchos los que hemos crecido sin referentes al respecto, sin terminar de identificarnos o encontrarnos en los cuentos de cuando éramos pequeños y pequeñas, en las series adolescentes que describían situaciones que nos quedaban a años luz, en películas que solo se asomaban a nuestra realidad para denunciarla, nunca para, simplemente, contar desde la normalidad una relación entre personas, sean quienes sean, sientan como sientan.

    En este sesgo de una parte de la realidad, en esta visión parcial que nos golpea cada día a través de programas, series, cine, literatura… no solo hay una falta de referentes y diferentes realidades para los que formamos parte del colectivo, este recorte de la realidad también afecta a aquellos que se ajustan al molde, haciéndoles pensar que solo existe una manera de vivir, una manera de relacionarse y, lo demás, es secundario, minoritario, un accidente, tal vez, que hay que tolerar y encajar en su realidad. Así que, sí, por muy simple que parezca la trama de una serie, por pequeños que parezcan ciertos pasos, por cansinas que a muchos les resulten ciertas reivindicaciones, son necesarias para romper las cuatro paredes de lo que durante muchos años se ha tipificado como normal, dejando que entre un haz de luz que permita ver otras realidades opacadas.

    Pero como decía, vivimos una época de contrastes. Ante esta aparente normalidad, ante esta consecución de derechos, de referentes lgtbi+ en distintos medios, nos encontramos con un discurso populista y mentiroso que da la sensación de que va anidando en algunos sectores de la sociedad, resucitando un conflicto de odio y diferencia que ya parecía superado, quizá no en su totalidad, sí en la percepción de lo que es o no políticamente correcto. Permitir y blanquear ese tipo de discursos nos está colocando de nuevo en un lugar vulnerable, engañoso por la conquista de derechos obtenidos hasta ahora, pero que contrasta con las continuas agresiones homófobas que se repiten en distintos puntos de España y que están alimentadas por esta regresión invisible en la que estamos viviendo.

    Quizá en este punto de contraste es donde queda más claro que nunca que celebrar, reivindicar y visibilizar días como el 17 de mayo contra la LGTBIfobia es tan necesario como siempre lo ha sido, para recordar que los discursos de odio siguen existiendo, siempre lo han hecho, y que la mejor forma de combatirlos es con derechos que los ilegitimen, con educación integral en centros educativos, en centros de trabajo… con visibilidad que normalice realidades tan válidas como cualquier otra, tan diferentes como enriquecedoras.

    Desde FSS CCOO nos gustaría seguir sembrando el camino de derechos consolidados y borrar la línea invisible que nos hace sentir diferentes, que vivamos nuestra pequeña realidad desde un prisma o el otro, ambas confluyan en un punto en el que desde la acción sindical, aislemos de una vez, hasta conseguirlo, la LGTBIQfobia de nuestras vidas y finalmente de la sociedad, del mundo… y sentirnos íntegramente parte de él.

    .

    El 17 de Mayo es el día internacional contra la LGTBIfobia, uno de los más representativos para el colectivo. Celebramos y recordamos este día poniéndolo en el escaparate y que así sirva para recordarnos la lucha en derechos que ha habido atrás y el camino que aún queda por recorrer.