DÍA INTERNACIONAL PERSONAS CUIDADORAS

La FSS-CCOO recuerda a quienes han caído y continúa la lucha por quienes siguen en primera línea

    Se están realizando esfuerzos colectivos sin precedentes para proteger a las personas que corren un mayor riesgo frente al coronavirus. A través de cambios en sus vidas diarias, una mayoría abrumadora de personas cuidadoras están demostrando un compromiso y anteponiendo las vidas humanas a sus comodidades habituales. De manera similar, el personal de las residencias ha continuado su labor, en situaciones verdaderamente traumáticas. En el caso de muchos de estos trabajadores y estas trabajadoras, este esfuerzo les ha costado la vida. Hoy, personal de toda Europa se moviliza con motivo del Día mundial de acción a favor del cuidado. 

    05/11/2020.
    Día Internacional de los Cuidados.

    Día Internacional de los Cuidados.

    Nos sumamos a ellos para recordar a los caídos y luchar por aquellos que siguen en primera línea. Cuidar de los más vulnerables es un valor que une a las personas en toda Europa. Sin embargo, haciéndose eco de las experiencias de otros en primera línea, la crisis ha llevado al límite a nuestras residencias, que ya se encuentran en una situación precaria. Las residencias estaban increíblemente mal preparadas para esta crisis. En todos los Estados miembros de la UE, los y las  residentes de estos establecimientos han representado entre el 30 y el 60 % de los fallecimientos por Covid-19. 

    Aunque los virus provienen de la naturaleza, los factores que facilitan su propagación en las residencias son fruto de decisiones humanos. Los resultados de la tendencia hacia niveles de dotación de personal no seguros, la carencia crónica de equipos y la reducción de formación del personal son sencillamente un desastre. Desde hace tiempo, la calidad de los cuidados se sacrifica en beneficio de la cantidad. Se hacen recortes sistemáticamente para priorizar el ahorro de dinero en lugar de salvar vidas. Estas elecciones revelan una crisis más profunda: la crisis de la democracia en el lugar de trabajo. Cuando los trabajadores y las trabajadoras tienen una voz en cuanto a las decisiones en su empresa, la utilizan para garantizar la seguridad y mejorar sus condiciones. Tras años de socavarse las unas a las otras, incluso en contratos públicos, las residencias son uno de los lugares de trabajo con las peores condiciones de trabajo y el entorno menos favorable para la negociación colectiva. 

    Mejorar la situación de los cuidados 

    La negociación colectiva sectorial da a los trabajadores y las trabajoras la posibilidad de mejorar las condiciones en toda la industria y de ser parte de la solución. Hay señales que indican que la UE está despertando a las estructuras subyacentes que suprimen las condiciones del personal. 

    La Comisión Europea ha publicado el proyecto de la Directiva sobre el salario mínimo y la negociación colectiva. Si la UE se toma en serio cambiar la situación, las instancias decisorias deben empezar por exigir que la contratación pública —un gran punto de presión en el sector de los cuidados— limite la elegibilidad a aquellas empresas que respeten los derechos de negociación colectiva de los trabajadores y trabajadoras. 

    Invertir en cuidados significa mejorar los niveles de dotación de personal para que los pacientes reciban el cuidado digno que necesitan. Los centros de cuidado de larga duración con un alto nivel de dotación de personal tienen mejores resultados con los residentes y es más probable que los trabajadores y trabajadoras de estos centros se sientan más seguros sobre el cuidado que proporcionan. Cuando los cuidados se dan de forma apresurada, los y las residentes se sienten deshumanizados y el personal indica que se olvidan o deben omitir tareas debido a la falta de tiempo. Un nivel de dotación de personal deficiente lleva a niveles altos de ansiedad y fatiga, principalmente porque los trabajadores y trabajadoras temen lesionarse a ellas mismas y a sus residentes. El personal del sector de los cuidados es una de las categorías peor remuneradas: muchos de las cuidadoras y los ciudadores directos reciben el sueldo mínimo o un sueldo muy inferior a un sueldo digno. La pandemia ha puesto de manifiesto que nuestras residencias no habían impartido la formación necesaria sobre la gestión de enfermedades infecciosas. El personal a menudo carecía de la formación necesaria para utilizar el equipo de protección personal adecuadamente, incluso cuando estuvieran disponibles. El hecho de recurrir de manera habitual a personal temporal y contratado a través de agencias para cuidados de larga duración ha planteado un desafío particular en lo que respecta a la formación. Para gestionar mejor las enfermedades, necesitamos trabajos mejores. Empeorar las condiciones, hasta el punto en el que las personas deben encontrar varios trabajos en diferentes centros para subsistir, debe dejar de ser una opción. Las condiciones decentes son esenciales para las personas que realizan este trabajo esencial.

    Las residencias fueron víctimas de la parálisis durante la pandemia, ya que, sin el personal, la formación y los equipos suficientes, no fueron capaces de adaptarse a las circunstancias excepcionales. El problema no es la falta de dinero. El dinero está ahí, pero se redistribuye hacia arriba, en forma de recompra de acciones, servicio de la deuda, pago de dividendos y otras formas de extracción de la riqueza. Los inversores de capital privado, en particular, están aprovechando lo que consideran “oportunidades atractivas”. Algunos de los enfoques tradicionales consisten en llenar las residencias de deudas y la venta con arrendamiento posterior de las propiedades (como ilustra el acuerdo firmado recientemente por Orpea). Mientras que el sector de las residencias de la economía real está abrumado por estos nuevos requisitos de pago, los inversores pueden extraer el dinero e invertirlo en otra parte. En el peor de los casos, la residencia quebrará, pero estos predadores saben que los gobiernos se verán obligados a intervenir antes de que ocurra, ya que no pueden dejar sin hogar a los ancianos. Es fundamental que la UE se centre en intervenciones y políticas destinadas a mejorar los cuidados, en lugar de proteger estas prácticas destructivas de extracción de la riqueza. Estos problemas estructurales, en una de las regiones más desarrolladas del mundo, ponen de relieve el fracaso de las políticas. El aumento de los niveles de dotación de personal, además de generar mejores resultados para los residentes, llevaría a la creación de empleos arraigados en las comunidades a las que dan servicio las residencias. Además, dado que la industria tiene una presencia predominantemente femenina, invertir en cuidados podría reducir la brecha salarial de género hasta en un 5%. Invertir en salarios también reduce la necesidad de que el personal trabaje más de 40 horas a la semana, lo que disminuiría las tasas de agotamiento profesional. Invertir en trabajos decentes, dotación de personal, formación y equipos armonizaría el objetivo de recuperación económica con el del cuidado de larga duración. 

    Proteger a la población vulnerable

    Los cuidados no se pueden explicar totalmente con cifras: sus aspectos físicos y emocionales exigen que los regulemos de forma que las personas más vulnerables de nuestras comunidades estén protegidas. Se está debatiendo en la UE la creación de un sindicato de la salud. Incluiría pruebas de resistencia para los sistemas de salud y normas mínimas comunes. Se trata de mejoras positivas, pero hasta que las políticas y los fondos no se vinculen de manera explícita a las condiciones del personal y los entornos de los residentes, no hay garantías para los que viven y trabajan en el sistema. 

    La negociación colectiva sectorial permite mejorar las condiciones de trabajo. Trabajando juntos, los sindicatos, empleadores y los gobiernos pueden apoyarse mutuamente para asegurar el trabajo decente, así como elevar las normas de los cuidados. Los trabajadores y trabajadoras del sector deben poder formar y afiliarse a sindicatos. Por medio de la negociación sectorial podemos mejorar las condiciones para todo el mundo al mismo tiempo. Más allá de ser una cuestión que solo atañe a los sindicatos, mejorar las condiciones en el sector de los cuidados es un objetivo que, cada vez más, todas las organizaciones dedicadas al cuidado, incluidas las benéficas y las religiosas, reconocen que deben lograr. Una forma fácil de hacerlo es reorientar la contratación pública de incentivar a las empresas a hacer reducciones a mejorar la calidad de los cuidados. 

    Mejorar la situación de los cuidados 

    El coronavirus no tiene en cuenta las fronteras y las necesidades de cuidados no son fundamentalmente diferentes de un país a otro. La inversión y la negociación colectiva pueden garantizar que los trabajadores y trabajadoras del sector de los cuidados de todos los países europeos, tanto en centros públicos como privados, disfruten de condiciones de trabajo y de vida decentes. Tenemos la oportunidad de crear un futuro mejor: un sistema de cuidados que proteja a todo el mundo y construya un muro de protección contra el coronavirus para todos.

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